Crónica y gráficas del
siniestro a comercios
La muerte de cuatro
personas y cuantiosas pérdidas materiales afectaron a varios negocios. A más de
cien años de aquel suceso, conocemos los detalles y las extraordinarias
imágenes de Sabás Peña Berlanga, que sin duda representan un importante
testimonio gráfico para la historia de Saltillo.
El 16 de abril de
1914 era una tarde tranquila de primavera, los empleados de varios negocios se
disponían a reanudar sus labores después de la comida. Siendo las doce con
treinta minutos, don Antonio Rosillo, encargado de la Librería de Fornés,
caminaba de sur a norte por la calle de Zaragoza para abrir el negocio y, al pasar
por la ferretería Sieber, se topó con el Sr. Félix Moreno, mozo de dicho
negocio, quien se encontraba barriendo la banqueta. El señor Rosillo le
advirtió preocupado que estaba saliendo humo del interior del edificio de la
ferretería, por lo que el Sr. Moreno corrió hacia el interior y, desde el
zaguán, sin subir las escaleras, gritó a los señores Clemente, Eduardo y
Guillermo Sieber que la ferretería se estaba quemando.
Según versiones posteriores de las criadas, los señores Sieber
se encontraban comiendo en el departamento de la segunda planta. Las empleadas
domésticas (las señoras Petra Blanco y Josefina Arreaga, así como la
planchadora Aurelia García) y los señores Sieber bajaron con rapidez las
escaleras para ponerse a salvo, resguardándose por unos momentos en la Botica
Lourdes, que se encontraba enfrente de la ferretería. Instantes después, Félix
Moreno y Eduardo Sieber sacaron una manguera para tratar de apagar el fuego, el
cual se propagaba con rapidez por todo el local. Estas acciones resultaron
tanto inútiles como peligrosas, pues con ellas sólo consiguieron poner sus
vidas en riesgo.
El fuego crecía ferozmente y arrasaba todo a su paso, ya que
fuertes vientos soplaban de poniente a oriente y avivaban más las ya enormes
llamas. En cuestión de minutos, el fuego había consumido mercancías, cortinas y
había echado abajo las puertas del local, alcanzando en instantes los negocios
de ambos lados, así como los de enfrente, entre ellos el edificio de la
compañía Mazapli Cooper y el Banco Purcell, donde se encontraban trabajando
varias personas. Algunos tuvieron tiempo de salir con vida, desafortunadamente
los señores Manuel López, Felipe Hoyuela, Manuel Jeffries y Felipe Berriozábal
perecieron en el intento de sofocar las llamas, las cuales arrasaron en
cuestión de segundos el edificio del banco y de la Cía. Mazapil.
El incendio había
consumido ya el interior del edificio de la Ferretería Sieber y ahora se
extendía hacia los lados. Por el lado norte se encontraba la Librería de
Fornés; el reloj marcaba la una de la tarde con treinta minutos cuando las
llamas penetraron en el local vecino por la parte del techo, justo donde se
encontraban las máquinas de imprenta y encuadernación, por lo que las llamas
consumirían rápidamente, tanto aquella maquinaria como los libros y artículos
de papelería. Por el lado sur de la ferretería las llamas hicieron también
considerables daños al negocio de sombreros del señor Jesús Urdiales.
Las grandes columnas de humo atrajeron, desde varios puntos de
la ciudad, a un buen número de voluntarios y curiosos. El fotógrafo Sabás Peña
Berlanga, quien trabajaba en su estudio situado por la calle de Castelar —a
pocas cuadras de donde ocurrió el incendio—, ni tardo ni perezoso corrió con su
pesada cámara hacia el lugar de la tragedia. Al verse imposibilitado para
acercarse a los negocios, subió a la torre de la capilla del Santo Cristo y
desde ahí tomó varias placas para inmortalizar el trágico evento. Una vez que
la catástrofe cesó, pudo acercarse y así captar los escombros de los edificios
que minutos antes se encontraban en pie, las cenizas de las mercancías y el
humo que aún emanaba de la devastación dejada por el fuego a los principales
comercios de la ciudad.
Entre los daños materiales se cuenta la totalidad de las
mercancías y edificio de la Ferretería Sieber, así como la librería de Fornés y
la sombrerería de Jesús Urdiales; la pérdida del edificio del Banco Purcell, la
compañía de la Mazapil Cooper y la pastelería de la señora Deutsch, muchas
mercancías de las casas comerciales denominadas París Nueva York, El Precio
Fijo, El Puerto de Liverpool, la Botica de Lourdes, la Botica de San Luis y, en
menor grado, pero igualmente con afectaciones, los negocios Las Novedades, La
Gran Duquesa, el de Bernardino Torres y el de José Cabello, así como el
despacho del señor Ignacio Santos Grande. También resultaron con perjuicios las
casa de las señoritas María de Jesús y Manuela Zamora, ubicada en la esquina de
Zaragoza y Ocampo.
La mayoría de los negocios afectados estaban asegurados. Días
después del incendio se llevó a cabo una investigación por parte de dos peritos
nombrados por las autoridades, el Ing. Carlos E. Martínez y el señor Francisco
de la Peña, quienes no pudieron determinar el origen del incendio o si el
percance fue provocado intencionalmente o por descuido de alguna persona. Al no
haberse encontrado pruebas, indicios ni motivo alguno, la autoridad determinó
que no había delito qué perseguir. Los daños materiales fueron cuantiosos,
aunque la mayoría de los negocios estaban asegurados. Sin embargo, lo que más
se lamenta es la pérdida de cuatro vidas humanas en este grave siniestro.
Fuente: Averiguaciones realizadas ante el Juzgado de Letras del
Distrito de Saltillo, 18 de mayo de 1914.
Fotografías de Sabás Peña
Berlanga
Capilla
del Santo Cristo
Librería de Isidiro Fornés
Edificio
de pastelería de la Sra Deutsch, al lado Mazapil
Cooper Company
Sombrerería de Jesús
Urdiales y
Ferretería Sieber
Escombros
de la Antigua Ferretería Sieber
Todas las imágenes Derechos Reservados
Todas las imágenes Derechos Reservados
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