domingo, 6 de marzo de 2022

 

Emblemáticos espacios de la calle Padre Flores

Relatos y Retratos del Saltillo Antiguo

Ariel Gutiérrez Cabello

Enclavada en el corazón de la ciudad, sobre esta calle de apenas cinco cuadras, han existido importantes construcciones que forman parte de la historia de nuestra ciudad.  El nombre se debe en honor al célebre sacerdote y educador Manuel Flores Gauna. El doctor Dionisio García Fuentes, médico de cabecera del presbítero, comentó en una entrevista: el Padre Flores siempre se dedicó a ayudar al prójimo, muchos fueron los desamparados y perseguidos a los que dio refugio en su propia casa.

En 1856, el Padre Flores creó el Colegio Josefino, la sede fue el exconvento franciscano contiguo al templo de San Francisco. Cuando fungía como director, fueron varias las ocasiones que pagó de su bolsa el sueldo de los profesores. Al cierre de esta institución educativa, el edificio sirvió como sede del Ateneo Fuente hasta 1933.  

Una de las más contadas anécdotas del sacerdote, fue cuando salvó la vida al licenciado y general Lázaro Garza Ayala, quién fue gobernador de Nuevo León. En cierta ocasión el licenciado Garza Ayala fue sentenciado a muerte, el Padre Flores abogó e influyó con el Gobierno para que no fuera fusilado, la intervención resultó con el indulto del desdichado.

El padre Flores, nació en Saltillo en 1819, fue bautizado el 5 de septiembre de 1820 como Serapio Manuel Ygnacio Flores Gauna, murió el 20 de septiembre de 1889 por una complicación de una infección en la vejiga. Su última morada fue la casa marcada actualmente con el número 204 de la antigua calle de las Barras, después llamada Iturbide, más tarde Venustiano Carranza, finalmente quedó con el nombre de General Manuel Pérez Treviño.

Nuestro recorrido comienza a un lado del templo de San Esteban, con dirección al norte o como decimos aquí, hacia abajo, en esta acera estuvo uno de los sitios más famosos de coches de caballos, pasos más adelante en la esquina N.E. de la calle de Padre Flores y Ocampo, en 1912 don Evaristo Hinojosa estableció un negocio de muebles, al crecer se trasladó a un moderno local en la calle de Allende, su hijo Humberto, estuvo al frente de la Mueblería Hinojosa hasta casi los años ochenta del pasado siglo. En la misma esquina que ocupó de don Evaristo Hinojosa estuvo una agencia bancaria. Enfrente estuvo la Tintorería Majestic pionera en introducir maquinaria para el lavado en seco de la ropa.

Por la misma calle esquina con Abbott, una vieja fotografía de los años cuarenta muestras en la fachada de una vieja vivienda de adobe el anuncio del ron Habanero Añejo Pedrero y el Coñac Canciller, bebidas espirituosas de una casa comercial la ciudad de Monterrey.

Por Padre Flores donde topa la calle Abbott a principios del siglo veinte en una improvisada carpa, funcionó un cinematógrafo operado por un cubano de apellido Sanabia, varios años después, ahí mismo estuvo el cine Variedades regenteado por un señor de apellido Carabaza. Sin cambiar de lugar, en 1950 se construyó el edificio de la terminal de autobuses Monterrey Saltillo, a la izquierda estaba la entrada al restaurant HENO´S, con el típico anuncio de estilo Art Deco y su parpadeante luz azul de neón. La estación de además contaba con peluquería, fuente de sodas, bolería y una amplia sala de espera para pasajeros. Por años las tarifas para Monterrey se mantuvieron inalterables, en primera clase 8.00 pesos y en segunda  5.45.

En la actualidad en este sitio se encuentra un estacionamiento de varios niveles que tiene entradas y salidas por las calles de Victoria y Manuel Acuña.

A principios del siglo 20, a un lado de los Monterrey Saltillo, estuvo una fábrica de sodas propiedad de don Braulio Zertuche, poco antes de la Revolución, el señor Zertuche construyó un edificio de dos plantas con un balcón corrido de forja, local que después sirvió para la sociedad con don Jesús Cabello, para la introducción de los primeros baños públicos de vapor y regaderas con agua caliente. En 1924, el local fue adquirido por el señor José A. de la Garza, quien transformó la casona para abrir el Hotel Hidalgo. El hotel pasó a manos de un inversionista de la ciudad de Monterrey, los años cobraron factura, el deteriorado Hotel Hidalgo cerró sus puertas por los años setenta del siglo pasado.

En el mes de junio del año pasado tuve la oportunidad de platicar largo y tendido con Polo Canales, recientemente fallecido, en aquella amena charla, don Polo con mucha nostalgia recordó que cuando era niño un tío lo mandaba a vender quesos afuera del hotel Hidalgo, el punto de venta era muy bueno por la cantidad de gente que por ahí transitaba, sin embargo el encargado del hotel constantemente lo corría y le impedía vender los quesos, cierto día el administrador del hotel cansado de echar fuera al niño, prácticamente lo corrió a patadas, el indignado niño reclamó los estrujamientos y golpes, encorajinado preguntó, ¿cuántos años tienes?, no hubo respuesta, espero que vivas muchos años, porque un día voy a comprar este hotel y yo mismo te voy a  correr.

En 1992 don Polo Canales determinado a cumplir aquel sueño y con capital suficiente, se marchó a Monterrey para buscar al dueño del derruido hotel Hidalgo, a su regreso a Saltillo, era ya el nuevo propietario del hotel. Después de una profunda remodelación y una rigurosa supervisión del Centro Histórico, el Hidalgo reabrió sus puertas. A un lado del hotel, en los sesenta dones Evaristo Córdova Maldonado, abrió el Café Victoria, en la actualidad la tercera generación continua con el negocio, recientemente Jorge Alejandro, cambió el nombre a Café La Gloria.

saltillo1900@gmail.com


Sitio de coches de caballos en la calle Padre Flores

El edificio del casi centenario Hotel Hidalgo  

Aspecto de la Calle de Padre Flores 1925

Presbítero Manuel Flores Gauna 1820-1889


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