El antiguo callejón del Humo
El antiguo callejón del Humo,
que hoy lleva el nombre de calle de Mina. El cambio de nombre obedeció para honrar
y perpetuar la memoria de uno de los precursores de la Independencia de nuestro
país. Javier Martín Mina Larrea, apodado Mina, el mozo y conocido como
Francisco Javier Mina. Dato curioso, es la segunda calle de la ciudad que lleva
el nombre de un español, la otra es Castelar.
El origen del antiguo nombre
“Del humo”, proviene según relatos de algunos descendientes de las viejas
familias de tlaxcaltecas que construyeron sus viviendas por dicho callejón. Según
se cuenta, se imponían nombres a calles y callejones por las actividades que ahí
se desarrollaban y así diferenciarlas de otras del antiguo pueblo de San Esteban
de la Nueva Tlaxcala.
En el tramo comprendido
entre la calle de Pípila, que antes llevo el nombre del Sabino, hasta el
callejón de Jimenez, existieron dos lugares destinados a la matanza de ganado
menor. Durante casi todo el día y buena parte de la noche se apreciaban desde
cualquier punto de la ciudad, grandes columnas de humo, debido a las hogueras,
donde se preparaban en grandes casos las mancuernas de chicharrón, que eran
formadas con los costillares del animal recién sacrificado. Por cierto, este
autóctono manjar ya desaparecido fue muy apreciado por los antiguos
tlaxcaltecas. Por ello las personas que transitaban por el lugar, lo bautizaron
con el nombre de callejón del Humo.
Años antes del siglo
veinte, el barrio se caracterizó por utilizar los lotes baldíos como basureros,
se solían tirar las vísceras de los animales sacrificados, en aquellos tiempos
no había quien comprara los adentros de los animales. En tiempos más difíciles
las menudencias se empezaron a consumir masivamente, el famoso menudo y otros
platillos conquistaron los paladares de todas las clases sociales. Por años los vecinos vertieron toneladas de
desperdicios, los cuales ayudaron en cierta forma a nivelar y levantar sus
casas de adobe.
Por esta calle existieron
dos grandes huertas de árboles frutales, propiedad de doña Angelica Narro. Un
una de las fincas contaba con una pila de abundante agua, donde los vecinos acudían
a bañarse. En la esquina de la calle Pípila y Mina, operó una famosa tienda de
abarrotes propiedad de Román García llamada La Sonaja, en esta tienda
trabajaron Juan Dávila Dávila, dependiente mayor y los ayudantes Carlos Ignacio
y Donato Dávila y Cruz Reyes apodado el Charro. La tienda de singular nombre
despareció poco antes del inicio de la Revolución Mexicana.
Vecinos del callejón del Humo
formaron una agrupación de Matlachines, la cual por años se distinguió por
participar en casi todas las festividades religiosas. El grupo de danzantes lo dirigía
el sastre Severo Bautista Guerrero, algunos de los integrantes fueron los
hermanos Antonio y Francisco Gloria, y el famosísimo zapatero remendón, Antonio
Rodríguez apodado “Caifas” nótese sin acento, célebre personaje, animador y
alma de los aficionados en la antigua plaza de toros de Guadalupe, durante los
años treinta y cuarenta del pasado siglo.
El Caifas, además fue un
aguerrido defensor de su barrio, en cierta ocasión se lio a golpes con un
parroquiano de otro barrio llamado Amado. La pelea comenzó a pedradas, el
agarrón hizo que terminaran casi desnudos, en vista que ninguno de los dos
mostraba signos de rendición, los pleitistas agotados terminaron por hacer las
paces y sellar la amistad con un abrazo y apretón de manos.
La calle de Mina nace en
las alturas de la mesa de Arizpe, junto al arroyo conocido hasta hace algunos
años como La Muerte. Se desprende de la prolongación poniente de la calle Félix
U. Gómez, abarca cuatro e irregulares cuadras que van de sur a norte hasta topar
con el callejón de Jiménez, antiguamente llamado del Perico y antes conocido
como el callejón del Padre Pérez, sigue a la derecha luego a la izquierda hasta
topar con la calle de Victoria.
La calle de Mina aún
conserva muchas casas de adobe, sobre todo en la pare sur. Tiene una pendiente
muy pronunciada lo que significa un verdadero reto aeróbico recorrerla calle
arriba. Por la estrechez de la vía, los vecinos que tienen automóviles los estacionan
en ambos lados sobre la banqueta, lo que hace muy difícil e inseguro el tránsito
para el peatón.
Al recorrer varios metros calle
abajo, nos encontramos por la acera izquierda, el callejón de la Ermita, por
ahí se puede acceder a la centenaria iglesia de Santa Anita, en lo alto de la
loma donde hoy está la ermita existió una enorme cruz, inexplicablemente
desapareció poco antes de los años setenta.
Mas adelante ahora por el
flanco derecho topa el callejón de Manuel Moreno, esta callejuela corre desde
la calle Morelos. Al iniciar a pocos metros hay unas escalinatas para acceder a
un mirador, donde se puede contemplar una vista del extenso valle de Saltillo.
El mismo callejón peatonal cruza
el callejón de Miraflores, antes llamado de Los Perros, luego se baja por una
rampa, se pasa la calle Unión, donde vuelve la circulación para vehículos y encontrarse
con la actual calle Mina.
En tiempos de la
Intervención francesa, el ejército Galo construyó tres fortines, uno de ellos
estuvo asentado en lo que hoy es precisamente el mirador del callejón de Manuel
Moreno. A este reducto, según un mapa hecho por los franceses lo denominaron
Fortín de Carlota, por la esposa de Maximiliano I de México.
Al continuar nuestro
recorrido nos encontramos después con la calle de Escobedo, antiguamente
llamada del Rebaje, el nombre fue, por haber cortado parte de la loma y así
hacerla transitable, como siempre más para vehículos que para transeúntes.
Desde lo alto la calle
recorre la pendiente hasta el corazón de la ciudad
Callejón del Humo barrio de
gente trabajadora, guerrera y religiosa.