El trabajo de famoso arquitecto
El término
"arquitectura" tiene diversas acepciones, pero cuando se habla de
obras arquitectónicas, nos referimos al diseño y construcción de espacios
destinados a satisfacer las necesidades humanas. Estas obras no solo cubren las
necesidades prácticas de una sociedad, sino que, cuando se integran en el
entorno, también reflejan el crecimiento económico y la prosperidad del tiempo
en que fueron erigidas. Las obras arquitectónicas no solo cumplen una función
utilitaria, sino que su aspecto estético y su armonía con el entorno pueden
elevarlas al nivel de arte.
Hace unas
semanas, tuve en mis manos un conjunto de planos originales de un proyecto
destinado a la construcción de un teatro en Saltillo. Estos documentos, de más
de 80 años de antigüedad, revelan una majestuosa fachada en estilo Art Decó, y
en la parte superior de uno de ellos se lee: "Teatro Rialto, Propiedad de
Inversiones Saltillo, S.A." El proyecto, fechado en 1940, fue diseñado por
el arquitecto español Carlos Crombé, conocido por ser el creador de
impresionantes salas cinematográficas y teatros en varias ciudades de la
República Mexicana.
Entre sus
obras más destacadas está el Cine Olimpia en la Ciudad de México, un ejemplo
sobresaliente de cine pensado y construido con los más avanzados recursos
cinematográficos de la década de los veinte. Otras salas diseñadas por Crombé
en la capital mexicana incluyen el Cine Colonial, el Odeón y el Cosmos, el cual
recientemente fue rescatado y convertido en el Centro Cultural Faro Cosmos.
También destacan los cines Alameda en Ciudad de México, Guadalajara, San Luis
Potosí, y en Saltillo, el Teatro Rialto.
De Rialto a
Palacio
En las décadas
de los treinta y cuarenta, la construcción de grandes salas cinematográficas
requería inversiones considerables, y tal vez por eso el Teatro Rialto de
Saltillo nunca se llegó a construir. Sin embargo, lo realmente fascinante es
que este proyecto se planificó para el mismo terreno donde finalmente se erigió
el Teatro Cinema Palacio, en la esquina de las calles Victoria y Manuel Acuña.
Aunque el Teatro Rialto nunca se concretó, su diseño estaba destinado al mismo
lugar, con una orientación idéntica.
Intrigado por
el origen de estos planos, contacté a una hija del empresario Gabriel Ochoa,
propietario de Inversiones Saltillo S.A. y de Exhibidora Independiente S. de
R.L. Sin embargo, la señora Josefina Ochoa, aunque recordaba asistir a la
inauguración del Cinema Palacio en 1941, no tenía información sobre el proyecto
del Teatro Rialto ni escuchó a su padre mencionarlo.
Es un misterio
por qué el Teatro Rialto no se construyó. Quizás no hubo un acuerdo entre el
arquitecto Carlos Crombé y el señor Ochoa, o tal vez las razones fueron
económicas. Lo que genera aún más dudas es la confusión sobre quién fue el
verdadero autor del Cinema Palacio. Hay quienes atribuyen el diseño a Mario
Pani, un arquitecto destacado de la época, pero no existe evidencia documental
que respalde esta afirmación.
Similitudes
entre el Rialto y el Palacio
Al comparar
los planos del Teatro Rialto y del Cinema Palacio, descubrí que ambos proyectos
comparten muchas similitudes. El diseño del Rialto, firmado por Carlos Crombé,
fue realizado para Inversiones Saltillo, mientras que el del Palacio fue para
Exhibidora Independiente. A pesar de que los planos del Cinema Palacio no
mencionan al autor del proyecto, ambas empresas eran propiedad de Gabriel
Ochoa.
Los dos
proyectos presentan una distribución casi idéntica en la planta baja: la
disposición del pórtico, el vestíbulo, las oficinas, los baños y los comercios
adyacentes a las calles Victoria y Manuel Acuña son prácticamente los mismos.
La única diferencia notable es la capacidad de las butacas en la planta baja:
el Rialto tenía un aforo para 1,304 personas, mientras que el Palacio para
1,300.
Estas
similitudes siembran dudas sobre la autoría del Cinema Palacio. No obstante,
más allá de quién haya sido su verdadero creador, lo verdaderamente
trascendente es que Saltillo tuvo un cine que, aunque gemelo en esencia al
Teatro Rialto, adoptó el nombre de Cinema Palacio, ambos reflejos del esplendor
del estilo Art Decó de la época.
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