Casa Pereyra
Enclavada en el corazón de Saltillo, en lo que
fue la antigua calle Real, hoy calle Hidalgo, se erige una construcción que ha
sido testigo de más de cuatro siglos de historia. Esta edificación, situada
entre los callejones de las Ánimas, conocido hoy como Santos Rojo, y el del
Truco, ahora Ildefonso Vázquez, ha albergado en sus muros el pulso de la
ciudad. Desde sus humildes orígenes hasta convertirse en una majestuosa casona,
ha sido testigo de eventos que han marcado la vida de Saltillo.
Durante los siglos XVI y XVII, este sitio fue
el hogar de Santos Rojo, uno de los fundadores de la villa de Santiago del
Saltillo. Rojo, un comerciante, agricultor y ganadero, se destacó también como
regidor del Ayuntamiento en los primeros años de la villa. Su morada,
probablemente construida con piedra y adobe, fue testigo de los primeros
esfuerzos por consolidar la ciudad. Pero no solo su figura fue importante para
Saltillo; junto a su esposa, Beatriz de las Ruelas Navarro, donaron una imagen
que hasta hoy sigue siendo venerada: el Santo Cristo de la Capilla. Esta
escultura, colocada en la capilla de las Ánimas en 1608, se convirtió en
símbolo de devoción popular, y cada 6 de agosto se le celebra con una fiesta
que trasciende los siglos.
Ya en el siglo XVIII, la historia de la casa
tomó otro giro. En 1783, el bachiller José Pereyra de Castro, hábil
administrador de las reales rentas de tabaco, pólvora y naipes llegó a Saltillo
desde la ciudad de México y estableció el Estanco Real en el lugar que fuera la
casa de Santos Rojo. Allí, Pereyra de Castro construyó una casa de dos plantas
y abrió una tienda que incluía una librería, siendo posiblemente la primera en
la ciudad en ofrecer libros a los saltillenses. Así, la casa Pereyra fue no
solo un lugar de comercio, sino también un centro de acceso al saber en
aquellos años.
Con el cambio del siglo, la propiedad pasó a
manos del panadero Ángel Ferreira, quien, a su vez, la vendió en 1859 al
político José María Arizpe Lobo por la suma de 6,500 pesos. Arizpe Lobo derribó
la antigua casa y levantó una señorial casona que permanece hasta el día de
hoy. Esta nueva construcción, conocida como la casa Arizpe, fue testigo de
momentos clave en la historia nacional. Durante la estancia del presidente
Benito Juárez en Saltillo, en 1864, la casona sirvió por momentos como despacho
temporal del mandatario. Aquí, Juárez recibió una petición trascendental: la
separación de Coahuila y Nuevo León. Aunque en ese momento no accedió a la
solicitud, los eventos posteriores llevaron a Juárez a decretar la separación
de ambos estados poco después.
El siglo XX no fue menos agitado para la casa.
En mayo de 1914, durante la Revolución Mexicana, el general Francisco Villa
entró en Saltillo y encontró la ciudad prácticamente desierta. Aprovechando la
situación, Villa instaló su cuartel general en la casa Arizpe, que se convirtió
en su centro de operaciones y cárcel. Durante su estancia, Villa ordenó la
detención de varios sacerdotes de la ciudad, manteniéndolos encerrados en una
de las habitaciones de la casona. Aunque algunos de los clérigos mexicanos fueron
liberados, los extranjeros no corrieron la misma suerte, y tras no poder
cumplir con las exigencias de Villa, fueron desterrados.
En la década de 1960, la histórica casa abrió
sus puertas a nuevas generaciones al albergar el Instituto Mexicano
Norteamericano de Relaciones Culturales, un espacio dedicado a la enseñanza del
inglés. Y así, la casa continuó su transformación a lo largo de los años,
adaptándose a cada época sin perder su esencia. En el siglo XXI, la casa se
convirtió en una escuela de diseño y más tarde albergó el Instituto Coahuilense
de la Juventud. Hoy, la majestuosa casona alberga un restaurante, el Villa de
Santiago, cuyo nombre rinde homenaje a la ciudad que ha crecido y cambiado
alrededor de sus muros.
Este monumento histórico, testigo de momentos
clave en la vida de Saltillo, sigue en pie, recordándonos la importancia de
conservar y proteger el legado que sus muros encierran.
Daguerrotipo
de la Collection of Western Americana Universidad de Yale
Vista de la Plaza Principal de Saltillo, hoy
Plaza de Armas. Daguerrotipo tomado en una tarde de invierno de 1847 por efectivos del ejército norteamericano. A
la izquierda los portales de la Independencia, al centro una fuente de agua, a
la derecha la Casa Pereyra
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