Asilo para niñas Narro Maas
Esta imponente casona estuvo ubicada sobre el terreno de la
cuadra conformada por las calles de
Cuauhtémoc, Purcell, Muzquiz y Alvarez, y fue construida en la década de los
años 80 del sigo 19. Perteneció al Coronel José María Garza Galán, quien fue
Gobernador de Coahuila de 1885 a 1889, y se reeligió para un segundo mandato
que no terminó debido a un movimiento social y político provocado por el
descontento de empresarios, comerciantes
y mujeres.
Al inmueble se le conoció popularmente como “La Casa Pinta”,
nombre dado no por sus colores, sino porque era utilizado por el gobernador para
sus parrandas e irse de pinta . Garza
Galán era de pocas virtudes, afamado mujeriego, poseedor de un espíritu de
fiesta incansable. El coñac, la alegre música y el poder que ostentaba el
gobernante hicieron que esta bella casa fuera el perfecto escenario para
innumerables pachangas que a menudo efectuaba con amigos y funcionarios, sin faltar la compañía de prostitutas, a
expensas del erario público.
El depuesto gobernador vendió la casa al inmigrante prusiano
Henrique Maas, el cual junto a su esposa Trinidad Narro Rodríguez, dispusieron
convertir la casa en un asilo para albergar niñas pobres.
Heinrich Wilhelm Maas Markhoff nació en Soest, Westfalia, en la antigua
Prusia, hoy Alemania. Maas llegó a
Saltillo alrededor de 1850 atraído por
la fiebre del algodón. Experto agricultor, al poco tiempo compró las haciendas
de Agua Nueva y La Hedionda Grande, donde sembraba y mantenía cabezas de ganado
menor, pero sería la lucrativa actividad de prestamista la que lo convirtió en
uno de los hombres más ricos de la región. Al fundarse el Banco de Coahuila fue
nombrado miembro del consejo de administración.
El asilo para niñas pobres abrió sus puertas en 1899 y contaba
con espacios para dormitorio, comedor y una bien dotada enfermería para la
atención de las infantas.
La labor filantrópica del matrimonio Mass Narro se extendió en
numerosas acciones de caridad y en importantes obras benéficas , como el inicio
de la construcción del Santuario de Guadalupe, edificado en la antigua capilla
de los Pilares, y el Hospital San Vicente Paul.
El literato y probo ciudadano don José García Rodríguez presidió el patronato del Asilo por un buen
número de años. Por fin, a mediados de los años sesenta del siglo pasado, la
hermosa casa que había servido de hogar para muchas niñas cerró sus puertas.
El fabricante de ladrillos de barro Jesús Garza Arocha,
popularmente conocido como El Charro,
me platicó que él estuvo presente cuando la casa fue demolida al cierre del
asilo. Varios materiales, como las
columnas de hierro fundido, fueron vendidas y envidas en tren a la ciudad de
Nueva Orleans, lugar donde seguramente lucen en una hermosa construcción. El terreno
fue fraccionado y vendido a particulares para uso de casa habitación.
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