La calle de los Baños
Modesto paraiso perdido
Relatos y Retratos del Saltillo Antiguo
Ariel Gutiérrez Cabello
Antiguamente fue una de las más hermosas y típicas
de nuestra ciudad. Localizada en la parte poniente de la ciudad, esta antigua
vía nació a la orilla del Rio de la Presa, debido a la reducción de agua, el
cauce terminó con el nombre de Arroyo de la Presa, más tarde Arroyo del Pueblo.
De sur a norte, corría una acequia flanqueada por frondosos árboles. A
principio del siglo veinte, la calle cambió de nombre a Cuitláhuac, penúltimo
tlatoani mexica, señor de Iztapalapa y hermano de Moctezuma Xocoyotzin.
En tiempos post revolucionarios se renombró la
calle con el nombre del general Francisco Murguía López de Lara, oriundo del
rancho Guadalupito, perteneciente a la hacienda de Majoma, municipio de Mazapil,
Zacatecas. El general Murguía militó al lado del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista,
el señor Venustiano Carranza Garza.
En Saltillo,
el que no es poeta, hace cajeta.
La calle da inicio en la antigua estación de
ferrocarril, donde extrañamente no se puede acceder a ella. La calle es un
zigzag, se prolonga hacia el norte, hasta topar con la calle de Presidente
Cárdenas. En los primeros tramos de la calle existieron grandes huertas de nogales,
membrillos, manzanos y perónes, frutas típicas con las que se elaboraban las
famosas y deliciosas cajetas y jaleas. Por los años cincuenta del siglo pasado,
se podía ver aun el riachuelo que conducía el agua para el riego de las
huertas. La cada vez menos agua hizo desaparecer aquellos hermosos árboles, hoy
en día son contadas las casas que conservan vestigios de aquellos imponentes
árboles.
Las huertas de la familia Jaramillo estuvieron en
la hoy esquina N.O. de Ramos y Murguía, la cual desapareció para dar paso a la fábrica
de refrescos El Carmen, al pasar por enfrente se podía ver a través de sus
ventanales, la maquinaria que movía los envases de vidrio con su característico
color verde, como un desfile las botellas una detrás de otra, eran rellenadas del
líquido de cola.
Herencia Tlaxcalteca.
Don Catarino Hilario fue uno de los fundadores de las
famosas huertas de la calle de los Baños. Otras huertas del señor Catarino
Hilario fueron heredadas a sus sobrinas, las señoritas Vega, una de ellas se
encontraba en el número 128, entre la hoy calzada Madero y la Calle de Aldama, ahí,
Juan Rodríguez Navarro y su esposa Maria del Refugio Vega, construyeron una
casa de buen tamaño, luego la propiedad fue comprada por las hijas de don
Guillermo Purcell, la llamaron Quinta Purcell. Las señoritas Purcell la
utilizaban como casa de campo, hace tiempo fue adquirida por la familia Jiménez.
La propiedad tiene un muro que ha venido desafiando la gravedad, como el viejo
junco, se dobla, pero no se cae.
Dia de campo en la ciudad
Antiguamente, durante la época de verano, muchas
familias solían pasear en las huertas de la calle de los Baños. Comer bajo la
sombra de los árboles y respirar aire fresco, eran los ingredientes para el perfecto
día de campo. Otra huerta fue la de don Severo Fernández, otra más perteneció a
Catarino Rodríguez quien tiempo después pasó a ser propiedad de Cesáreo
Elizondo. En la Quinta Manuel Roberto propiedad de don Genovevo Farías, en las
épocas de verano se organizaban bailes así como en el nogal grande de la Quinta
los Cedillo.
En los terrenos donde hoy se localiza el Hospital Universitario
estuvo la huerta de Crescencio Rodríguez y la de José María Garza Maciel, quien
tiempo después la vendió a Blas Rodríguez. Otros afortunados propietarios de
huertas fueron, Francisco Rodríguez, el licenciado Gabriel Valerio, Casimiro de
los Reyes, doña Josefa Zertuche. Calle abajo vivió el matrimonio formado por
Leopoldo Martinez Zamora y Mercedes Cadena, viejas consejas populares no
confirmadas, hablaban de que, en ese espacio estuvo la casa del último
gobernador Tlaxcalteca. Otra famosa huerta que tristemente muchos vimos como
los enormes nogales iban muriendo poco a poco en la Huerta de Los Pilares,
ubicada donde topa la calle Aldama.
Descendientes de tlaxcaltecas o tlaxcaltecas puros,
fueron los señores Doroteo y Nicolás Fermín, sus propiedades las adquirió don
Jesús Acuña, padre del licenciado del mismo nombre que fue Gobernador interino
de Coahuila y Secretario de Gobernación, en tiempos del presidente Venustiano
Carranza. Ahí en 1914 el licenciado Acuña construyó casas para obreros y se
opuso terminantemente, que se cambiara la zona de tolerancia a la antigua calle
de los Baños, ya que había adquirido el nombre de la “cuadra colorada”
Nombre y costumbre perdidos
El origen del nombre de la calle de los Baños viene
de una vieja costumbre que se celebraba en el mero día de San Juan. Muy
temprano cada 24 de junio, la gente acudía a tomar un baño en las pilas de agua
de las huertas. Después del refrescante baño veraniego, los dueños disponían
platones de fruta de la huerta e invitaban a desayunar bajo la sombra de las
grandes chayoteras. La gente trabajadora tomaba el baño en plena calle, directo
del abundante caudal de la acequia. Muy cerca de la esquina de la antigua calle
de los Baños y que en otro tiempo llevó el nombre Venustiano Carranza, hoy
Manuel Pérez Treviño existió la tienda de abarrotes La Guadalupana.
Hoy solo queda conformarnos con el recuerdo de
aquellas huertas y la abundante agua que nuestros abuelos supieron cuidar y
disfrutar.
Calle de los Baños, saltillo, Coahuila circa 1920.
Fotografía de Alejandro V. Carmona
Arroyo del Pueblo, sus fueron aguas utilizadas para
el riego de las huertas de la calle de los Baños. Circa 1918 Foto Manuel Macías.
Tipica huerta como las que
existieon en la calle de los Baños
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