La antigua calle de Santa Ana
en el tiempo.
La antigua calle de Santa Ana,
hoy llamada Vicente Guerrero, fue nombrada con el propósito de perpetuar la memoria
de uno de los héroes de nuestra Independencia. A pesar de no ser muy larga, la
calle está cargada de historia; esconde secretos y recuerdos que despiertan el
orgullo de varias generaciones de familias que vivieron en ella.
Por mucho tiempo la calle de
Santa Ana marcó el límite de la ciudad y sirvió de entrada a la ciudad,
albergaba modestas casas de adobe y varias fincas con establos de vacas
lecheras, como el de Teodoro Sánchez y la de la familia del famoso panadero
Leoncio Saucedo Saucedo.
Desde de la fundación de la
ciudad.
La calle nace al desprenderse de
la serpenteante calle Bolívar, justo en las inmediaciones del bravo barrio del
Águila de Oro. En la actualidad tiene sentido de sur a norte. La calle termina
en los muros del primer templo bautista de la ciudad. Hasta hace unos años, se
podía dar un giro a la izquierda, continuar por un costado de la plaza y la iglesia
de San Francisco de Asís, para topar con la calle de Juárez, la otra opción, frente
a los muros del templo bautista, era girar a la derecha y seguir por la calle
de Ateneo. El tramo de Ateneo a Juárez se cerró para ampliar el atrio y parte
de la plaza de san Francisco.
Intervención Francesa
El 5 de agosto de 1866, la
antigua calle de Santa Ana fue escenario de una feroz batalla entre las tropas
al mando de don Victoriano Cepeda y el ejército francés. Justo donde comienza
la hoy calle Guerrero, existió la vivienda del señor Santiago Sánchez y
Sánchez, dicha finca sirvió de cuartel para los imperialistas, los galos tenían
tomada la ciudad semanas atrás, la casa, resultó severamente afectada por los
disparos de artillería de los bandos contendientes. La mencionada casa sirvió
de nueva cuenta como fortín en tiempos de la Revolución Mexicana.
La histórica casa fue edificada
por don Mariano Sánchez y vendida más tarde a don Jesús Dávila de la Peña,
padre de don Jesús Dávila Sánchez, uno de los colaboradores más fieles de Venustiano
Carranza, quien lo acompañó hasta su muerte en Tlaxcalatongo, Puebla
Templo protestante
El Gobernador Evaristo Madero
Elizondo, otorgó todo tipo de facilidades para la instalación de lo que fue uno
de los primeros templos protestantes de la ciudad. En 1884, el ministro
Guillermo D. Powell adquirió el terreno contiguo a la Iglesia de San Francisco;
el predio de veinticinco por cincuenta y nueve metros costó en aquel entonces
dos mil pesos. La iglesia Bautista fue construida a pesar de haber encontrado
resistencia de varios católicos saltillenses. Hoy en día existen casi cien
templos bautistas en Saltillo. En el 211, antes de que termine la calle hay
interesante edificio a medio terminar, tiene ventanas un tanto góticas, muestra
en sus muros desde sus cimientos, la característica humedad típica de las casas
antiguas del centro de Saltillo, prueba del agua subterránea.
Tiempos de la Revolución
En esta calle nació Prisciliano
Flores, curiosamente apodado Prisciliano Santa Ana, se ganaba la vida como
introductor de ganado fue en 1913 cuando se unió a las fuerzas del General
Pablo González; luego se incorporó a las filas de su sobrino, el General Andrés
Saucedo, también vecino de la calle Guerrero, Saucedo fue el principal
subordinado del General Lucio Blanco. Prisciliano Flores fue herido en el
fracasado ataque a Laredo, Tamaulipas. Después de la ruptura entre el Gral.
Francisco Villa y el Primer Jefe, Venustiano Carranza, permaneció fiel a
Carranza, combatió a los villistas, participó en la batalla de El Ébano, San
Luis Potosí, plaza que defendió exitosamente bajo las órdenes del Gral. Jacinto
B. Treviño, entre febrero y mayo de 1915. Murió siendo General de Brigada
durante el combate del 19 de julio de 1915, en Atlixco, Puebla, en esa batalla
contra tropas zapatistas.
Orto distinguido vecino de la
calle de Guerrero fue el General Andrés Saucedo, quien, junto a otros setenta
jefes y oficiales constitucionalistas estuvo presente en la firma del Plan de
Guadalupe, el plan se redactó y firmó en la Hacienda de Guadalupe el 26 de
marzo de 1913 y se promulgó en Eagle Pass, Texas el 31 de marzo de 1913.
Personaje insigne
En la modesta vivienda de adobe
marcada con el antiguo número 10, hoy 329, nació el Maestro de Saltillo, Fermín
Espinosa Saucedo, Armillita Chico, sin lugar a discusión el mejor torero que
haya existido, no lo digo yo, lo han dicho y reiterado cronistas españoles,
aunque tardaron medio siglo en reconocerlo. Armillita murió en 1978. Para ser
recordado se mandó colocar una placa en la antigua casa donde nació. Para
variar como sucede con las placas de bronce, hace unos años, como se dice de
manera coloquial la placa misteriosamente fue a dar al kilo.
Muchos de los antiguos nombres de
las calles de la antigua Villa de Santiago del Saltillo han quedado enterrados
en el tiempo, por lo general aludían a nombres de santos principalmente, otros
tantos a fechas de sucesos históricos, en referencia algún templo o colegio y
otras llevaban apellidos de vecinos ilustres. El saber nuestros antecedentes
culturales permitirá consolidar un sentido de quiénes somos en el presente e
imaginar el futuro.
Iglesia de San Francisco
Fermín
Espinosa Saucedo
Geenarl
Andrés Saucedo
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