1930
La construcción del teatro
inició en el año de 1929[1] Operó poco menos de diez años. el edificio
era de dos plantas y contaba con 700
butacas[2]
instaladas, el empresario Juan Gallart
en vísperas de inaugurar su cine solicita al ayuntamiento dos arbotantes para
instalarlos afuera de su negocio, a fin de tener bien iluminado la entrada del
cine, en el documento encontrado en al Archivo Municipal de Saltillo,
consigna que él se haría cargo de los gastos
y comprometiéndose a pagar el consumo diario de energía eléctrica que generasen
las luminarias, al ayuntamiento responde
favorablemente y autoriza que las dos luminarias que requiere los puede
quitar de las calles de Cuauhtémoc y en la calzada de los Héroes, hoy
Avenida Madero, probablemente ahí no se requerían tanto como en la calle donde
iba a operar el flamante teatro.
Las películas que ahí se
exhibían eran en su mayoría eran nacionales, los precios eran económicos, pero
siempre conservó cierta categoría y no se convirtió en popular como muchos
otras salas que empiezan muy bien y con
el paso del tiempo van decayendo hasta tocar fondo.
EL historiador Pablo
Cuellar, nos cuenta en su libro de la Historia de la Ciudad de Saltillo, que en
la parte de arriba del Cine Marycel,
durante las funciones de los domingos se ponía música en Victrola y se les
permitía bailar.
Los
domingos también se celebraban bailes par los jóvenes, las tertulias se
desarrollaban en la parte alta del
edificio, ahí llegaron a tocar para
amenizar, varias orquestas y músicos
locales como de Jonás Yeverino Cárdenas,
la orquesta del gran músico Lorenzo Hernández, quien se destacaba como buen arreglista
de temas de los temas Pablo Beltrán Ruiz, actuaron ahí el conjunto de los hermanos Cuevas Nicolás y Antonio y la
agrupación de José Tapia R. quien interpretaba música de Benny Goodman. Se recuerda que los jóvenes de
aquella época que asistían a ese lugar eran; El Nopal joven quien se
caracterizaba por iniciar el primer baile de la misma palomilla eran Manuel J García e Ismael Ramos.
José
García Rodríguez, apodado el Estudiante, primero torero luego actor llamado
Tiberio, llegó a actuar en estas tablas
junto al actor Enrique Rambal en la obra El Martirio del Calvario, García
Rodríguez se hacía acompañar por muchos de los torerillos de la época, quienes
hacían de comparsa en la obra, el profesor Guillermo López[3],
recuerda que Ramiro Morales por su ligero peso se le asignó el papel de Jesucristo, al estar sobre la
cruz tapado con una sábana, sus compañeros que actuaban de romanos, picaban con
las lanzas el cuerpo del joven actor, el público muy serio por aquel drama y al
borde del llanto, escuchaba la voz de
Morales enérgico y con enojo diciendo “ya te vi cabrón a la salida
vas ver”, lo que motivaba que sus compañeros siguieran picando con sus lanzas las costillas del novel
actuante.
El
Marycel, abrió sus puertas en los
primeros meses del año de 1930,
constancias documentales, afirman,
a otro cine hermano operaba bajo
la misma administración, el cine Manuel
Acuña, se encontraba en la calle de Galeana (hoy calle de
Aldama). El 14 de marzo de 1930, el cine
Manuel Acuña, quedó totalmente clausurado y casi enseguida el Marycel comenzó a
proyectar películas del recién nacido
cien sonoro.
Estos
dos cines, el Manuel Acuña y el cine Marycel
eran manejados y administrados
bajo la razón social de Circuito Independiente S. A. su representante
era el señor Emilio R. Galindo. En el mismo domicilio de Galeana numero 3, ( hoy calle de Aldama antes de llegar a la
calle de Hidalgo).
Debieron
ser pocas las ganancias y muchas las
dificultades a sortear, ya que el cine Marycel,
exhibía en su mayoría películas mexicanas, tres años más tarde en 1933 su fuerte competencia la poderosa
empresa de A. Rodríguez y Hno, que operaban los cines Apolo y
Teatro Obrero, hicieron que don Juan Gallart cediera temporalmente la
administración precisamente a favor de la firma de A Rodríguez y Hermano, de la
ciudad de Monterrey, para ese año el cine operaba solo cada ocho días, la
historia se adelanto, tal y como ocurrió a muchos otros cines, el Marycel corrió
con la misma suerte de su cine hermano, el Cine Acuña, el Cine Marycel cerró
sus puertas, debido a la baja demanda, al no poder renovar la tecnología, la
férrea competencia y como para colmo, la
calle de Aldama debió ser ampliada justo en ese tramo, el cien tuvo que ser
demolido, para dar paso al creciente numero de automóviles. Dentro del Cine Marycel fue un espacio de diversión, sin duda muchos fueron los ratos
agradables y de sano esparcimiento que pasaron miles de familias de nuestra
ciudad.
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